De repente el cielo oscureció la tarde y
se borró el Sol.
Las nubes se soltaron a llorar como
nunca habían llorado, vino un frío sepulcral anunciando un manto blanco y en apenas unas horas se tiñeron las aceras, los jardines y tejados.
Se iluminaron lo rostros que te esperan cada año.
En tan sólo unos segundos, felices pero empapados. Y al caer luego la noche...a esperar un nuevo año.
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