Villasumil de Ancares

Villasumil de Ancares
Este es el pueblo de Villasumil de Ancares, en el nació y murió mi Padre y en él pasé parte de los mejores años de mi vida.

La influencia de la luna

La influencia de la luna
Desde el principio de los tiempos, la Luna ejerce un inmenso poder sobre nuestro planeta. Los Lobos y los perros le cantan. El mar se mueve a su ritmo. Los amantes se despojan de sus vestidos y de sus máscaras, y, además, hace que todos los gatos sean pardos.

martes, 20 de septiembre de 2011

Gltter Graphics: the community for graphics enthusiasst!

lunes, 19 de septiembre de 2011

Relajarse con la música


Relájate escuchando la música que nos ofrece LORENA MACKENNITT, mientras le hechas un vistazo al blog.

viernes, 16 de septiembre de 2011

AMIGOS POR SIEMPRE

Cada vez que escucho esta canción es inevitable que me acuerde de ti, amigo Domi.
Mis pensamientos me transportan hasta aquellos maravillosos años en los que siempre estábamos juntos.
Si cierro los ojos, puedo verte agarrando nuestra pelota de basquet pintada con el nombre de nuestro tema y de nuestro grupo favorito. Por un lado THE WATERBOYS y por el otro THE WHOLE OF THE MOON." Esos fueron sin duda los mejores años de mi juventud. "Gracias"

lunes, 12 de septiembre de 2011

LA SENDA DEL TIEMPO

        Canciones de una vida que te ayudan a pasar la vida.
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Esta frase colocada al pie del vídeo, declara y aclara por si sóla, la emocionante y bonita historia que viví hace mas de veinte años un día tremendamente húmedo y caluroso en la pequeña estación marítima de la alucinante ciudad de Vigo.
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 Apenas  pasaban unos minutos de las siete de la tarde, pero como siempre, un incesante ir y venir de personas de todas las edades se subían o se bajaban de algunos de aquellos barcos que hacían su ruta diaria por los pueblos que se encuentran a un lado y al otro de su preciosa " Ría".
¡ Yo !, como casi todas las tardes me encontraba en un rinconcito bien escogido para hacer lo que durante mi estancia en esa hermosa ciudad hacía a diario. ¡Tocar la guitarra!. Un hecho que hasta ahora nunca me había atrevido a contar.
Rara era la noche que volvía a la pensión sin haber recaudado como mínimo 600 ó 700 pesetas, una cantidad  importante teniendo en cuenta los años de los que estoy hablando.
¡Que buenos años y cuantos buenos recuerdos de los años 90!.
 En fin!. Cada día y durante algunos meses les ofrecí a aquellos viajeros incansables todo mi repertorio, como decía Joaquín Sabina en su famosa canción de " Y NOS DIERON LAS DIEZ ",  haciéndoles dentro de mis limitadas posibilidades, que su obligado paso por allí fuese lo más agradable posible mientras esperaban el barco que les transportara de nuevo a sus casas trás un duro día de estudios, de compras, de trabajo o de lo que fuese.¡ Porque siempre había algo que hacer en Vigo !.

 Reconozco que  tenía público aunque nunca nadie, que yo sepa, había ido alli para verme tocar. Yo, tan sólo era una pieza mas del decorado de aquella estación, aunque me gusta reconocer y sobre todo recordar, que nunca me faltaron los aplausos.

 Como ya he dicho antes, era una de esas tardes excesivamente calurosas en las que la humedad del puerto se tornaba casi irrespirable y la gente se sentía más incómoda que de costumbre.
 Desde mi rincón me hacía cargo de la situación e intentaba con más pena que gloria, aunque con más ganas que nunca, hacerles olvidar por un ratito el sudado día que sin duda habían pasado. Era lo que debía de hacer y además lo consideraba mi trabajo.
 Por desgracia para mi aquel día, ninguna de las canciones que interpretaba conseguían aliviar a tanto ser humano de esa atmósfera espesa y maloliente que se había tragado a mi pequeña estacioncita y por defecto, las monedas no llegaban a acumularse en la funda de la guitarra como lo habían hecho tantas otras veces.

 Una importante bajada de las temperaturas y una buena carga de ambientador que nos sacase de las narices el increíble olor que producen la mezcla del gasóleo, el salitre y el humo de tabaco se agradecerían mucho más que todos mis esfuerzos.

 ¡Bueno!, el caso es que ya había terminado de cantar varias de mis canciones cuando acepté, aunque de mala gana, que nadie me estaba haciendo caso. Durante unos segundos se me pasó por la cabeza desmontar el raquítico escenario e irme a refrescar la garganta con una buena jarra de cerveza. Y fué entonces cuando ocurrió!
Empecé casi sin darme cuenta a silbar la melodía de éste vídeo y mis dedos comenzaron a deslizarse por los trastes de mi guitarra, llegando a envolver como por arte de magia a toda la sala. Se estaba produciendo en los respetables viajeros una especie de estado de embriaguez que les hacía silbar, tararear y hasta cantar conmigo éste tema de los Celtas Cortos que tú ahora, seguro que estás escuchando...!
Que pasada, toda la estación a coro cantando conmigo!. Decidme. ¿ Se puede pedir más siendo un músico callejero que tan sólo va en busca de unas monedas con las que pasar el día ?.
Era alucinante,¡casi no me lo podía creer!.¡Me sentí el hombre más feliz del mundo!. Por primera vez en mi vida creí en la magia, en ese Dios que tantas veces estuve buscando y en el destino. Y como estaba en Galicia, también empezé a creer en sus famosas Meigas.
En fin, eso fué todo lo que ocurrió. Ni más ni menos. Tan sólo eso...Bueno eso y que por la noche cuando regresé a la pensión llevaba conmigo más de 3000 pesetas en monedas y un billete de mil. Un billete que guardé como a oro en paño porque me lo dio una persona bastante entrada en años, después de confesarme que se había emocionado como muy pocas veces antes se había emocionado.
 Nunca más volví a aparecer por la estación, me fui de VIGO sin volver a pisarla llevando conmigo un recuerdo imborrable, un recuerdo que siempre vivirá en mi, un recuerdo que de vez en cuando comparto con alguien y que muchas, muchas veces me ayuda a soportar la monotonía de la vida.

El mar del Bierzo

El mar del Bierzo
Muchos inviernos, camino de Ponferrada, ¡allá por el alto de Ocero !; Pude ver decenas de veces ésta imagen... Siempre me recordó al mar.

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